Discos duros (SSD)
Lo básico: son unidades de disco duro basadas en memoria no volátil, como la memoria flash, para el almacenamiento de información. Las siglas SSD hacen referencia a su nombre en inglés Solid State Drive o unidad de estado sólido. En estos no hay partes mecánicas como los brazos que leían los datos de los discos en los HDD; por tanto, son más pequeños y totalmente resistentes a golpes. La contrapartida es que son menos duraderos, ya que la vida de un SSD se mide por el número de veces que puede sobreescribirse un sector del disco, que en los SSD es bastante menor que en los HDD mecánicos.
Para saber más: los SSD, al basarse en memoria flash, no están restringidos a los factores de forma de los HDD que están formados por platos circulares. Es por ello que, aunque los hay en formato 2,5” para hacerlos compatibles con los espacios en los portátiles y ordenadores de sobremesa, también los hay en placas de varios milímetros de espesor. Estos son los que se usan en los móviles, tabletas o portátiles extra finos.
La tecnología de los SSD es muy variada en función del rendimiento que se quiera obtener, desde la memoria flash hasta discos creados a partir de memoria RAM, por tanto, más que nunca, a la hora de adquirir un disco SSD deberás fijarte en las especificaciones: velocidad de escritura, velocidad de lectura y duración del disco, que a menudo se expresa como el número de terabytes que pueden escribirse en él antes de que los sectores del disco empiecen a fallar.
En los discos duros SSD no es necesario hacer esta desfragmentación porque el acceso a los datos es tan rápido que el hecho de que estén fragmentados no se nota en el rendimiento del mismo. Además, la tarea de desfragmentar consume vida útil del disco.